Jorge
Yarce
Quiero
señalar con este título, por partida triple, que es la hora de los empresarios
pyme con una buena dosis de creatividad, de audacia, y de fe en todo lo que han
hecho en sus empresas en el pasado, para dar la mejor respuesta a un ciclo
recesivo de la economía, y contribuir a un contra-ciclo que en lugar de
contraerlas las expanda.
Es
curioso anotar que en su origen etimológico la palabra problema, del griego
“probal-lo”, significa algo que se pone delante de uno en el camino, pero que
contiene en sí mismo la posible solución. En los problemas de ahora, en las
empresas de ahora y en los empresarios que las dirigen está la solución. Hay
que escarbar a fondo en ese capital intelectual para no dejarse devorar por los
problemas, sino para afrontarlos con éxito.
Por
ejemplo, las amenazas del TLC, todavía pendiente de aprobar, son reales, pero
la mejor defensa no es la trinchera, sino el ataque frontal. Examinar en qué
nicho del mercado se está para moverse dentro del sector hacia posiciones de
innovación tecnológica, factor que impulsa a la mayor parte de las empresas que
disputan con éxito los mercados. Quien quiera estar de veras en la movida, en
la pelea por los mercados, necesariamente tiene amarrarse a ese palo si quiere
progresar.
Un mundo
de oportunidades para
quien quiera avanzar
transformándose productivamente, no sentándose a soñar si se es capaz de
preparar su empresa para encontrar el gringo comprador que le eche mano a los
esfuerzos de toda una vida, y sentarse a disfrutar de la renta. Esa gente no es
la que el país necesita para afrontar el reto de hacer crecer el PIB.
Oportunidades
para buscar financiación para los cambios. Lo cual será posible si se tiene un
buen proyecto, o mejor si se buscan alianzas con otras empresas afines que se
complementen entre sí para asociarse y presentar proyectos de inversión
compartida para crear redes empresariales o cadenas de valor ampliado que
toquen las puertas de los bancos con
cifras que resulten más atractivas. Pero el problema no es el dinero en sí,
sino la necesidad de moverse a otros niveles para salir de las posiciones
tradicionales de esperar a ver de qué tamaño es el golpe. O nos salvamos juntos
o nos perdemos solos, ése es el dilema.
Oportunidades
para el talento humano de nuestro país, considerado por los demás como uno de
los mejores de Latinoamérica, que sabe muy bien que así como las grandes
empresas se han blindado mejor porque disponen de los recursos, las pyme son el
gigante dormido de la economía al que hay que despertar para lograr su
crecimiento en forma significativa.
Oportunidades para que se impulse desde el sector privado la aplicación o la
adopción de las políticas oficiales sobre competitividad y productividad,
sobre masificación del
crédito para las
pyme en términos
mucho más generosos, decididos y concretos.
Oportunidades para
cambiar la actitud
de las pyme
ante los grandes
retos de la economía, presionados sin duda por el
ciclo recesivo mundial, pero con la posibilidad abierta de que sólo quienes se
atrevan a avanzar en nuevos desarrollos serán capaces de soportar la avalancha
de fuera. El grito no es “’ ¡sálvese quien pueda!”, en realidad es “¡sálvese
quien quiera!”…o sea, transformarse oportunamente para disputar nuevas
posiciones de mercado con productos de calidad mundial.
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