“Y
o s e r í a f e l i z”
Martin
Luther King Jr.
¿Saben
en qué época del mundo me hubiera gustado vivir? Se los diré. Desde mi alma
rezo a Dios fervientemente para decirle: Dios Todopoderoso, yo sería feliz si
me dejaras vivir en la segunda mitad del siglo XX. Me imagino que mi deseo
puede causarles extrañeza.
¿Vivir precisamente ahora cuando nos ha tocado vivir
en humillación, desprecio y pobreza? Si es verdad. Pero también sé de alguna
manera que sólo cuando ha oscurecido bastante se pueden ver las estrellas... Es
verdad que aún es de noche. Por eso se pueden ver las estrellas... sus
estrellas (abril 1968).
Todos
pensamos en ello, y de vez en cuando pienso en mi propia muerte y en mi
funeral. Y no lo hago de forma morbosa. A veces me pregunto: "¿Que me
gustaría haber dicho?" y les cedo la palabra a ustedes esta mañana...
Me
gustaría que alguien mencionara ese día que Martin Luther King Jr. trató de
ofrecer su vida para servir a otros. Me gustaría que alguno dijera ese día que
Martin Luther King Jr. trató de amar a alguien.
Quiero
que ese día digan que intenté tener razón en la cuestión de la guerra. Deseo
que sean capaces de decir ese día que
traté de dar de comer al hambriento. Y
quiero que digan ese día que, a lo largo de mi vida, en verdad me propuse dar abrigo
a aquellos que estuviesen desnudos.
Sí,
si desean decir que fui un tambor mayor, digan que fui un tambor mayor de la
justicia; digan que fui un tambor mayor de la rectitud... No tendré dinero que
dejar. No tendré las cosas finas y lujosas de la vida que dejar. Sólo quiero
dejar tras de mí una vida comprometida.
Y
eso es todo lo que quiero decir... si puedo ayudar a alguien antes de morir, si
puedo alegrar a alguien con una palabra o una canción, si puedo mostrarle a
alguien que va por el camino equivocado, entonces mi vida no habrá sido en
vano.
Si puedo
cumplir con mi
deber como un
verdadero cristiano, si
puedo traer la salvación a un mundo ya forjado, si puedo
difundir mensajes de la manera en que el Maestro enseñó, entonces mi vida no habrá
sido en vano (febrero de 1968).
“Exhortación
a soñar”
Manuel
Elkin Patorroyo
No
tiene sentido perseguir el poder económico, político o social. Primero que todo
el poder corrompe y, en segundo lugar, es vacío. He visto a los poderosos, los
conozco a casi todos ellos, les conozco la vaciedad de sus vidas y la absoluta
soledad posterior una vez pasa toda esa pompa que acompaña a los que se creen poderosos.
El
poder real está en poder resolver problemas para el beneficio de nuestros
semejantes y realmente, lo que queda detrás de todo ello, es el cariño inmenso,
un reconocimiento de todo el mundo por una labor que simple y llanamente es
útil a todos nosotros. Eso no hay que comprarlo, eso hay que pagarlo.
El
punto fundamental es poder dejarles este mensaje: tengan proyectos de vida,
tengan propósitos, tengan ideales. No importa que les digan soñadores, no
importa que los tilden de quijotes, de tontos. A la hora de la verdad eso es
secundario. A la hora de la verdad lo que cuenta es tener sueños.
Los
sueños de uno no son sino de uno, de nadie más. Es lo único que puede compartir
uno con uno mismo. Es más, aun conviviendo con la gente ni siquiera uno puede
transmitir con claridad sus propios sueños, sus anhelos y objetivos.
Hagan
su vida con base en unos sueños. Sueñen con todo lo que quieran, pero
despedacen su vida haciendo realidad sus sueños. Luchen, porque lo único que le
queda al hombre es la lucha.
Al
hombre no le queda ni el triunfo, no le queda la derrota, no le queda el
dinero, no le queda el poder, no le queda nada. Lo único que le queda es la
satisfacción de su lucha.
Si
ganó o perdió, eso es secundario. Que cada una de sus existencias sea
absolutamente irremplazable. Que cada una de sus vidas sea una cuestión única
como lo es, porque cada uno es un experimento único de la naturaleza,
absolutamente irrepetible.
Su
existencia, sus circunstancias son exclusivamente suyas y háganlas únicas y
excepcionales. Sueñen, sueñen todos los días"
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