Jorge Gaitán Villegas
En
las tramas de los cuentos infantiles se esconden profundas verdades del
subconsciente colectivo de las sociedades. El cuento clásico de la Cenicienta
representa el drama de un actor social sometido a humillaciones y sufrimientos
que las acepta como parte de su destino, precisamente porque desconoce
su verdadera identidad, es decir,
el propósito de su existencia.
Las
pymes colombianas han sido la Cenicienta de la economía: despreciadas por
los economistas, que
aparentan ignorar el rol fundamental que cumplen en el
eslabonamiento de las redes estructuradoras del
tejido productivo del país.
Ignoradas
y humilladas por el sector financiero, que las ha considerado invisibles y
desconoce la mina de oro que representan las oportunidades de inversión
altamente rentables escondidas en la reconversión industrial del sector real y
la modernización a gran escala de miles de empresas ya consolidadas, pero
obsoletas en lo tecnológico y casi
infantiles en lo estratégico. Y finalmente, objeto de
políticas públicas de “apoyo” que han logrado con las mejores intenciones
hundir aún más a Cenicienta en su drama sin salida aparente.
El
rol cumplido hasta ahora por el gremio que pretende representar sus intereses e
interpretar sus necesidades solo ha reafirmado el papel de Cenicienta de las
pymes. Ha ocupado un espacio de poder,
solo para beneficio de algunos vivos que repiten incesantemente las tristezas
de la Cenicienta, pero incapaces de movilizar a gran escala las fuerzas
sociales necesarias para la transformación productiva de las pymes y del país
entero.
Pero
recientemente se observan evidencias de una nueva corriente de renovación:
frente al viejo coro de plañideras, está surgiendo un nuevo pensamiento
estratégico alrededor del lugar que le corresponde a las pymes en el concierto
nacional.
Más
allá de insistir en su importancia en términos de generación de empleo (de baja
calidad y baja productividad) o de tratar de impresionar con su número
o su contribución al PIB (
que sólo alcanza
al 38,7%
en Colombia, cuando en todas las economías avanzadas las pymes generan más del
50% del PIB), esta nueva corriente
de
pensamiento está focalizando su análisis
estratégico
en la urgencia de entrar en un proceso de largo aliento de transformación productiva
de las pymes, puesto que son precisamente las pymes el factor principal que
está frenando la competitividad de la sociedad colombiana.
En
todo cuento infantil se alcanza un momento de tensión culminante que termina
por desencadenar la acción hacia el descubrimiento de las verdades
ocultas. De la misma forma, la actual
coyuntura de crisis sistémica estructural a nivel mundial va a jugar un rol
desencadenante: el gobierno colombiano en busca angustiosa de una política de
reactivación económica solo ha acertado a empacar inversiones en
infraestructura ya conocidas
y demoradas, que difícilmente tendrán una ejecución real en el corto plazo.
Pero
el gobierno comenzó a dar en el clavo desde el año 2007: el CONPES bendijo la
política pública de
transformación productiva centrada en la modernización de las pymes y en
la articulación de todo el aparataje institucional, que empezó a movilizarse
efectivamente durante 2008. El foco
estratégico está ubicado en
elevar la inversión productiva de
las pymes a gran escala.
Para
el año critico de 2009, COLCIENCIAS y ACOPI han resuelto trabajar hombro a
hombro en la preparación de una plataforma que
permita la estructuración, la financiación y la ejecución efectiva de
miles de proyectos compartidos de transformación productiva en pymes, por medio
de la capacitación y certificación de cientos de firmas estructuradoras formadas
en las técnicas más avanzadas:
banca de inversión adaptada a proyectos
de inversión en grupos de pymes, alineadas hacia cerrar
la brecha que las separa de las mejores empresas de clase mundial en su
categoría.
En
resumen, el impacto es un crecimiento adicional de 2 puntos en la tasa de
crecimiento del PIB,
lo que colocaría nuestras esperanzas de nuevo no
lejos del 6%. Cenicienta siempre fue una princesa a quien se le ocultó su
identidad. Las pymes colombianas son la
oportunidad oculta de activar una reserva
gigantesca de crecimiento para el
país, ignorada hasta ahora, puesto que muchos se han encargado de enredar el
propósito real de la existencia de las pymes: ser el motor de la economía.
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