Jorge
Yarce
1. Formar a los hijos para que puedan
andar con seguridad en la vida: sabiendo dónde van, lo que quieren y los medios
para alcanzarlo.
2. Darles,
ante todo, ejemplo
y ayudarles a
formar su carácter
para que tengan convicciones y sepan actuar con
criterios sólidos
3. Hacer que valoren y respeten su
dignidad humana y la de los demás y a apreciar y practicar de modo especial los
valores morales y espirituales.
4. Volverles conscientes de que el dinero
y las cosas materiales son sólo medios para ser, que es más importante que el
simple tener, poseer o disfrutar de algo.
5. Brindarles fortaleza afectiva en todo
momento para que arraigue en ellos el amor y para que se sientan respaldados
siempre por el cariño de sus padres.
6. Darles lo mejor de si mismo, sin temor
a que se den cuentas de los defectos, actuando ante ellos con sinceridad y
humildad.
7. Amar y respetar su libertad, al tiempo
que se les brindan todos los elementos de juicio para que tomen sus propias
decisiones y sean responsables.
8. Enseñarles -con el ejemplo, con la
sencillez y con la austeridad de viuda- dónde está la
verdadera felicidad de
las personas para
que ellos la
busquen por sí mismos.
9. Mostrarles con la propia vida la fuerza
de la fe en Dios y de la coherencia entre lo que se cree y lo que se vive,
entre lo que se piensa y lo que se dice o se hace.
10. Ayudarles a soñar con su futuro y hagan
realidad su proyecto de vida con su apoyo y el de sus maestros, y con el esfuerzo constante, sin temor al sacrificio o
al dolor.
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