CÓMO TRABAJAR EN EQUIPO | CONSISTENCIA



La consistencia del equipo se da cuando se logran los objetivos de acuerdo a unos recursos y se produce una satisfacción en el cliente y en los miembros de la empresa. No sólo   indica   coherencia   entre   la   visión general, la del equipo y lo que efectivamente hacen sus integrantes en términos de contribución, colaboración y coordinación para el logro de los objetivos, lo que facilita la unidad de acción en él.




No puede darse la consistencia sin el logro satisfactorio de las metas y de los beneficios para los destinatarios de su trabajo. Un equipo consistente no puede quedarse tranquilo si los objetivos y los resultados que se buscan generar en el destinatario de su acción se truncan o se quedan a media por los conflictos generados dentro del equipo o por la falta de una adecuada comunicación con el entorno o con la comunidad.



Unidad, coherencia y consecuencia del trabajo están siempre en revisión y corrección, lo mismo que la comunicación y la retroalimentación o feedback para poder establecer el peso ponderado de las responsabilidades y de la acción de cada miembro del grupo en las tareas y procesos que miran al resultado conjunto.



Hay personas que dentro de los equipos se limitan a decir a otras lo que deben hacer pero ellas no se ocupan de mirar primero si aplican lo que están diciendo a los otros. Son como  las  flechas  señaladoras  de  los caminos, que dicen dónde hay que ir, a qué distancia está el lugar, pero ellas nunca van. Para la persona consistente, el asunto es “decir  y hacer”, o sea, dar ejemplo, ir por delante, de modo que los demás vean en eso un modelo de conducta, un ejemplo a seguir.



El equipo consistente no puede simular una conducta correcta cuando en realidad su actuación está muy alejada de lo que se ha propuesto y de lo que necesitan aquellos a quienes va dirigida su acción.



En el equipo la consistencia se facilitan con la  coherencia  de  sus  integrantes  pero  no sólo con ella. Hace falta lograr la concordancia con los resultados satisfactorios.



a) Puntos que denotan consistencia:




          Metas y propósitos claros por los que guía el equipo su actuación siempre


          Ajustar  las  acciones  a  lo  que  los demás saben que el equipo busca

          Cuando    se    detectan    puntos    de inconsistencia           (diferencia    entre propósito y acción y entre esta y los resultados), poner los correctivos inmediatamente.

          Acudir  a  la  automotivación  de  los miembros, convencidos de que ellos tienen la solución para reparar los puntos de inconsistencia

          Procurar que los valores que hay en la empresa, implícitos o explícitos, se vivan de verdad, donde sea uno mismo quien empiece para que no se queden sólo en buenas intenciones

          Trabajar  para  que  los  estímulos  y reconocimientos, y el apoyo que se debe dar a la gente, de verdad se cumplan en el equipo

          Hacer   las   cosas  con   decisión,   al mantener el control emocional y de la actividad, y dar seguimiento a todas las etapas previstas

          Quien coordina debe ser el primero en  obedecer    las    normas,    como muestra de identidad y compromiso con el equipo




La consistencia está relacionada con una actitud vital de las personas del equipo que las lleva a dar, a estimular su capacidad de entrega  en el servicio, en la disponibilidad para ayudar a otros o para atender sus problemas y darles una solución. Es un dar que no le quita nada a la persona. Al contrario, favorece su crecimiento interior, la hace sentir muy útil a los demás.



Lo que hay en último término detrás de una persona consistente es la primacía de lo humano, sus principios y valores, no como a algo frío o inerte sino como a ideas hechas vida y el entusiasmo por hacerlas vida en los demás,   al   empeño   por   mostrar   con   los hechos que sí se puede llegar muy alto, que la diferencia está en no mirar con pasividad lo que hacen los demás, sino en luchar con ahínco por lo que nos hemos propuesto en el equipo.




b) Aprendizaje permanente



Sólo el aprendizaje permanente, el continuo aprender a aprender y aprender a emprender facilita que la energía de los equipos se conserve y se renueve ante las dificultades y no pierda el punto de mira: los resultados para el destinatario de la acción. Es un aprendizaje que va dirigido a mejorar en cualquiera de los aspectos claves del trabajo en equipo: comunicación, contribución, colaboración, coordinación y consistencia. Juan Carlos Uhía   habla de 5 tipos de aprendizaje que hay que estar trabajando en los equipos:



“Aprender del pasado; manteniendo una actitud abierta y honesta hacia las personas que algo nos enseñaron y hacia las actitudes que mantuvimos durante otros procesos. Tanto positivo como negativo.



Aprender del cambio; los enfoques cambian permanentemente y son modelos sobre los cuales se puede aprender. Lo que ayer fue exitoso, es posible que hoy no lo sea o viceversa. Hay que tener sensibilidad hacia el cambio.



Aprender a integrar; resulta básico para el mejoramiento la habilidad de lograr combinar los aprendizajes, los temas y las situaciones. Esta capacidad de integración es uno de los recursos más esenciales para un equipo.



Aprender a crear ambientes de aprendizaje; como una consecuencia directa del éxito del equipo. Es importante que el ambiente de trabajo sea a la vez de aprendizaje.



Aprender a participar y a evaluar; lograr mantener un enfoque constructivo y de permanente evaluación sólo es posible en la medida en que la participación (abierta, franca, responsable) se convierta en la forma de interacción normal en un equipo. Del mismo modo, la evaluación comienza a ser un tema constructivo y de aprendizaje”.

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