COORDINACIÓN
Los equipos necesitan de una
coordinación y supervisión permanentes. Eso no significa control en el sentido
tradicional de la palabra (vigilancia formalista). La coordinación en un clima
de participación es más fácil, porque los miembros del equipo han intervenido en las decisiones
previas y su grado de compromiso es mayor.
Buscar el consenso en las
determinaciones básicas para el funcionamiento del equipo. Es sustancial, y
debe estar precedido de un intercambio profuso de ideas, de expresión de los
desacuerdos, de escuchar los diferentes
argumentos, evitando que
haya que acudir a
votaciones, pero si
se hace,
todos tienen que respetar la
decisión y trabajar por lo acordado.
a) Ejercicio del liderazgo
Es indispensable para el
buen accionar del grupo y se manifiesta en primer lugar en buscar acuerdos que
son como la expresión formal de la
coordinación. Saber llegar
a ellos es el arte que debe desplegar el coordinador o moderador del
grupo. El es quien debe preparar la agenda de trabajo que va a someter a los demás (pautas, tareas, tiempos,
metodología, evaluación del rendimiento)
El coordinador debe estar
atentos a aplicar la percepción que tiene de cómo trabaja cada uno, cuál es su
estilo de comportamiento y los factores más sobresalientes en su él. Así le
será mucho más fácil ir compaginando las tareas de los diferentes miembros sin
alterar para nada la tranquilidad del equipo.
Obviamente algunos de los
acuerdos de funcionamiento son tácitos, no han necesitado ninguna
explicación previa porque de
acuerdo con los roles personales y con la división del trabajo y los objetivos
asignados al equipo, se deducen espontáneamente.
Y cuando
se trata de
los acuerdos entre varios equipos es indispensable una
negociación transparente con ellos en la que debe primar el espíritu del
objetivo común y el dejar de lado los protagonismos o los deseos de llevarse la
mayor tajada en los resultados o en
la presentación de
los mismos ante los clientes, o ante la comunidad.
El coordinador o moderador
del equipo debe ejercer la autoridad en tal forma que él personalmente se olvide
de que es quien manda (quien tiene poder), pero que no lo olviden los demás,
para evitar la dispersión y el desorden en el trabajo o la anarquía en la
consecución de los objetivos del equipo.
La autoridad “poder” no se
pierde por el hecho de estar pendiente de ayudar a crecer a la gente a través
de las decisiones que se tomen, aunque a veces sea difícil o duro hacerlo por
las consecuencias o reacciones
inmediatas de los miembros
del equipo. Lo importante es hacerlo sabiendo que acorto o mediano plazo
esa persona entenderá
que era para su bien, no sólo para el del equipo.
b) La necesaria planeación
Los equipos necesitan una
disciplina de planeación muy estricta (apoyada en la planeación estratégica
general de la empresas y en la determinación de la
visión, la misión, los valores, políticas y objetivos generales así como de las
metas fijadas para cada período de operación. y muy bien estructurada. Si hacen
propuestas y se discuten participativamente, se enriquecen y traen consigo un
mayor compromiso de ejecutar.
En esta
tarea el aporte
de todos es importante porque las diferentes visiones
enriquecen la construcción común. No importa que eso, aparentemente, retrase la
puesta en marcha de las acciones correspondientes. Luego se recupera por el
camino ese retraso por la eficacia del trabajo del grupo.
Quien dirige o lidera un
equipo debe garantizar siempre una comunicación multidimensional y que los
integrantes del equipo se sientan bien trabajando con los demás.
Cuando hay resultados
negativos o un problema que afecta
el funcionamiento cooperativo del equipo, hay que dárselo a conocer y tomar del
grupo las sugerencias y opiniones
sobre cómo solucionarlo, invitando a todos a ser parte
activa de la solución, no como una tarea exclusiva de la dirección o d e uno de
los departamentos, el más afectado con
el problema. Ahí es cuando se nota el fruto de la sinergia, de
la colaboración y de la contribución que cada uno a hecho al equipo.
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