Jorge Yarce
El liderazgo es la capacidad
de influir, motivar, organizar y llevar a la acción para el libre logro de sus
fines y objetivos, a las personas, grupos y sociedades, en un marco de valores.
El liderazgo es un potencial
que se realiza de muchas maneras y en situaciones muy diferentes. Está muy
relacionado con el cambio y con la transformación a nivel personal o colectivo.
Es opción pero también
oportunidad, no para una grupo escogido sino para muchas personas más, en su
respectivo medio: familiar, educativo, profesional, deportivo, social,
científico, político, militar, etc. Por eso más que definir el líder conviene
pensar en el liderazgo como una capacidad que puede desarrollarse a partir de
un potencial muy variado en las personas
y grupos.
El líder busca lo mejor para
su grupo, persuade, impulsa y atrae, propone y motiva, comunica y manda, más
con el prestigio personal y su ejemplo
que con el poder, la palabra o la influencia
dominadora, aunque tenga que valerse de todos ellos.
El liderazgo como
condición de supervivencia y
crecimiento de una sociedad
El líder –es una idea de
Drucker- busca resultados para todos, no simplemente popularidad, fama o
seguidores. Hay seguidores si los resultados se dan. Es también un estilo de vida que conduce a
transformar una sociedad.
El liderazgo se hace, se
construye en cada uno, a través de la excelencia personal. La construcción del
liderazgo es tarea ardua y tenaz, pero la sociedad lo necesita y el lugar donde
comienza es el sitio de estudio o de trabajo diario.
Construir el liderazgo,
dentro de una visión renovada y renovadora,
es estar a la
ofensiva, no a la defensiva: es primero construir un sueño y luego tratar de
hacerlo realidad, poniendo todos los medios necesarios sin descanso, con
motivación y autorresponsabilidad.
El problema de la sociedad
actual no es de líderes carismáticos, de maquinistas para la locomotora que
mueve la sociedad, sino de vías para el tren (buenas bases) y de agujas
(los líderes) que
señalan su dirección correcta y lo conducen a la meta
fijada de antemano.
Puede ocurrir que uno piense
que las circunstancias son las más difíciles, las menos oportunas, que para eso
sería mejor pensar en otra época. Pero, como afirma Dickens “el peor momento es
el mejor momento”. Esta es la época en la que nos ha tocado vivir y en la que
debemos dar el giro copernicano a la crisis de la sociedad. Esto es lo propio
de los líderes: asumir la responsabilidad cuando otros huyen de la tarea, por
cobardía, por temor o por intimidación.
El nuevo liderazgo es
creativo, innovador, asertivo, proactivo, arriesgado, optimista, y sueña, con
los ojos despiertos, en una nueva sociedad. Con gratitud hacia el pasado, por
lo que otros han hecho por nosotros, pero con
ambición suprema hacia
un futuro mucho mejor, para
lograr el crecimiento de la sociedad en todos sus aspectos.
En síntesis, ¿cuál es el
papel de los líderes en una sociedad? Digámoslo con unas palabras siempre ricas
en consecuencias:
“El crecimiento de las
sociedades humanas se explica por la presencia de unas minorías o
personalidades creadoras que dan siempre respuestas exitosas a los retos del
medio y que, en razón de su integridad y de sus compromisos con el grupo, son
libremente seguidas por la mayoría” (Toynbee).
Los líderes son creadores y dan siempre respuestas exitosas a
los retos del medio
La creatividad exige al
líder innovar y atreverse a repensar
muchas cosas que parecen inamovibles o intocables: la
convivencia, el estado, la educación, la política, las empresas, el desarrollo
social. Transformarlas con base en un pensamiento creativo descentralizado. No
bastan: talento, tecnología, organización, carisma, experiencia, buena
voluntad, motivación, procesos, etc. Es necesario más: ingenio, valentía, ver
las cosas de otro modo, innovar.
Es necesaria
una visión integrada,
una actitud de aprendizaje para descubrir qué caminos construir juntos
para andarlos y enseñar a otros a recorrerlos.
El líder tiene visión: mira hacia el futuro para anticiparse, para tratar
de poner las
bases de una organización o institución, de un
desarrollo social sostenible para las generaciones que vienen detrás de
nosotros.
El líder es creador de
nuevas realidades, es la persona de la visión, del “sueño”, tiene que ayudar a construir los sueños y a
convertirlos en realidad, a pesar de lo difícil que ello sea. Por eso debe
empeñar todos los esfuerzos ante lo que a veces parece imposible, porque lo
posible ya está hecho.
La visión o el sueño (lo que
aspiro a llegar a ser como persona, la base de mi proyecto de vida, o lo que
un grupo o empresa quiere ser, alcanzar en el futuro) tiene que compartirse
para que todos trabajen en el mismo sentido. Y debe relacionarse con la misión,
o sea con la razón de ser de mi vida, con lo que me exige mi condición de
persona racional, espiritual y libre. Si se trata de un grupo o empresa, esa
razón de ser es lo que la identifica, su tarea o acción primordial. Si no se
procede así, los sueños se quedan en el aire, no conectan con mi proceso vital,
con mi afán de felicidad, con los principios y valores que yo quiero seguir en
mi vida o desde una empresa, institución o sociedad.
“Dar respuestas exitosas a
los retos del medio” exige pensar en las necesidades personales pero, sobre
todo, de la familia, de la escuela, de la Universidad, de la empresa, de las
demás organizaciones sociales, de la comunidad entera. Desde lo personal se dan
respuestas exitosas si
como miembros de una sociedad se esfuerza cada uno en ser y en dar, más que
en tener y acaparar. Hoy en día lo más
decisivo no es el dinero sino el capital humano, el capital intelectual, la
persona y sus valores, su dignidad y sus derechos humanos. La trilogía de la
plata, el poder y el placer debe ser destronada por esta otra: ser, servir,
solidaridad.
Liderazgo basado en la integridad personal, el compromiso y los
valores.
La integridad se da si hay
en las personas principios y valores que se reflejen en su conducta personal y
luego en la vida familiar, y social. No existe un listado fijo de valores
sobresalientes del liderazgo. Pero deben destacarse los valores éticos
(compromiso, rectitud, honestidad,
lealtad, responsabilidad, justicia) junto con otros que hacen posible su acción
orientadora (visión, valentía, creatividad, comunicación, excelencia, servicio,
autoridad, aprendizaje permanente, afán emprendedor, etc.)
Los valores
tienen que interiorizarse, hacerse práctica habitual,
modo de conducta inconsciente, para llegar a obrar de acuerdo con ellos sin que
haya que explicitar en cada caso la intención o la conciencia de vivirlos.
Lo que sirve de sustento
firme a la acción del líder es una ética personal basada en la libertad, el
amor y la entrega personal. Esto implica un
liderazgo comprometido que antepone los intereses de la sociedad a los
personales, el bien común al bien particular.
El líder es seguido
libremente, si da respuestas exitosas, si es integro y ejemplar con su grupo.
Es una libertad comprometida y solidaria, que responde por todos, no por uno
solo. El liderazgo lleva a conjugar el nosotros, y esto implica participación
social, estructuras justas y solidarias, diálogo y una democracia real que
implica gestión del desarrollo en bien de la comunidad.
Si se promueve el liderazgo,
habrá nuevos líderes, gente emprendedora, que busca la excelencia, que
aprende continuamente y trata
de responder a
las necesidades del país.
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